martes, 19 de abril de 2022

31 AÑOS SIN WALTER

¡Walter Bulacio presente!



Escribe el compañero Pablo Ayala y desde la 93 nos sumamos a este reclamo de antes, de ahora y para siempre 

¡¡¡basta de violencia institucional!!!!

"El 26 de abril de 1991 Walter Bulacio, matancero de Aldo Bonzi de 17 años, moría en el Sanatorio Mitre una semana después de ser detenido arbitrariamente por la Policía Federal la noche del 19 de abril, en la puerta del Estadio Obras a la espera del recital de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota.

Detenido junto a 73 personas más, incluyendo varios menores, Walter fue subido a los golpes a los colectivos preparados para el operativo policial que culminó en los calabozos de la comisaría 35º del barrio porteño de Nuñez. Allí el comisario Miguel Angel Espósito lo golpeó brutalmente en la cabeza provocándole, días más tarde, la muerte.

El asesinato de Bulacio fue la carga que llevó mi generación, los resabios de la represión de la dictadura, ensañada con la juventud en tiempos en que ser joven era sospechoso.

Bulacio fue quizá junto a Miguel Brú y Teresa Rodríguez las fotos jóvenes transformadas en banderas de una generación que explotó en las calles el 20 de Diciembre de 2001 hartos de cargar con tanto sobre sus espaldas.

Ese 1991 mientras la Federal torturaba a Walter Bulacio hasta la muerte, también asesinaba a tiros a Ricardo Rodríguez Saa, el Lobito, que perteneció a la juventud maravillosa de los años '70 e intentaba rearmar el peronismo revolucionario.

También ese 1991 Domingo Cavallo, ex funcionario de la dictadura que había estatizado la deuda privada, llegaba al Ministerio de Economía a terminar el plan económico de Martínez de Hoz.

Walter seguía vivo en nuestros cantitos en cada recital de los años posteriores. Su abuela María Ramona Armas de Bulacio marchó, luchó, batalló, se sumó a recitales pidiendo justicia por su nieto.

Murió en 2014 sin encontrarla.

El Comisario Espósito, continuó y continúa en libertad condenado a unos exiguos 3 años de prisión después de que la Corte Interamericana de derechos humanos apercibiera al país por el caso.

Que fuera de La Matanza no es un detalle menor, este distrito ha visto morir a sus jóvenes por injusticias desde la época de la Resistencia peronista pasando por la dictadura del 76 hasta Luciano Arruga y Lucas Verón.

Con el asesinato de Walter Bulacio el poder real heredero de los años de plomo puso a la contracultura rock como enemiga principal. 

Al fin y al cabo el Partido Justicialista había sido copado por el enemigo neoliberal y a nosotros nos formó más la poesía del Indio que las 'Unidades básicas' del menemismo.

Esos años en que la lancha recorría los barrios levantando pibes de las esquinas quedará en nuestra generación como un tic y estimuló nuestra desconfianza a las fuerzas del Estado lo que nos permitió comprender mejor la represión estatal de la dictadura a pesar del manto de olvido que intentaron tender el alfonsinismo con la Teoría de los dos demonios, el punto final y la obediencia debida y el menemismo con su indulto y su idea de "reconciliación".

Y nos permitió abrazar a las Madres de Plaza de Mayo.

Walter siguió siendo parte de las banderas en nuestro corazón, que continuaron ondeando luciera el sol o no."

Justicia para Walter Bulacio.

domingo, 3 de abril de 2022

2 DE ABRIL "DÍA DEL VETERANO Y DE LOS CAÍDOS EN LA GUERRA DE LAS MALVINAS


MEMORIA EPISTOLAR DE MALVINAS 

Click para escuchar los audios 

MALVINAS

CLASE 63 

..."Una tarde, en un milagroso minuto de paz, mientras cocíamos las medias rotas y reponíamos botones caídos, Lanes nos preguntó con aire confidencial a Aguirre y a mí:

- ¿Se anotaron entre los voluntarios para el curso?

- ¿Qué curso?

-Cañones antiaéreos. Empieza apenas volvamos al cuartel. 

Nadie me había hablado de nada. Aguirre susurró: 

-Mi padre me dio un consejo: “Nunca seas voluntario para nada. Nunca confíes en ellos. Que no se den cuenta que existís”.

 -Yo tengo mis razone para aceptar – Dijo Lanes-. Las prácticas de fuego antiaéreo se hacen en el grupo de artillería de Mar del Plata. En ciudadela no tienen campos de tiro, ahí sí. Sueltan unos grandes globos y les disparan con los cañones. Si acertás te premian con días de franco.

- ¿Y con eso qué? – Preguntó Aguirre

-Quiero conocer Mar del Plata. 

Un sargento llamó a Aguirre para que fuera a la cocina a pelar papas. Lanes dijo en voz baja, concentrado en el hilo y la aguja:

 -Yo nunca vi el mar.

 Me pareció milagroso que hubiera algo que no conociera y yo sí, algo frente a lo cual no sintiera esa alarmante familiaridad con la que caminaba por la vida. 

Durante un mes habíamos llevado los fusiles desde el amanecer hasta la noche. Llegó el día en que hubo que cargarlos. Nos repartieron veinte balas a cada uno. Marchamos una hora hasta llegar al campo de tiro. Primero con la rodilla en tierra y luego echados sobre el suelo les disparamos, con viejos y averiados Fals de fabricación belga, a lejanos blancos. Un teniente felicitó a Lanes, que había sido el mejor tirador de la compañía.

Al día siguiente volvimos al campo de tiro, esta vez para disparar con pistolas. Pero nunca llegamos a hacerlo. Desde temprano oficiales y suboficiales habían estado conversando entre ellos. En todo el día nadie nos había insultado ni pateado. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué de pronto nos trataban sin furia ni desprecio, como si el invisible pecado que nos había llevado hasta allí hubiera sido perdonado?

Con Aguirre consultamos a Lanes, que todo lo sabía.

-Acabamos de tomar Malvinas

-¿Qué?

-Lo que oyen. Se suspende todo.

-¿La práctica de tiro?

Nos miró como a niños:

-La instrucción, el campamento, todo. Volvemos al cuartel. 

Uno de los subtenientes que estaban a cargo de nuestra compañía nos reunió y confirmó la versión de Lanes. Dio una pequeña arenga, pero se notaba que estaba nervioso. Otros oficiales, en cambio, lucían exaltados, se abrazaban y reían. En silencio volvimos al campamento. Desarmamos las carpas y subimos a los camiones. Cuando partimos, ya era de noche.

Mientras en las tapas de los diarios y en la televisión solo había noticias de triunfo, en el cuartel había constantes rumores de desastres y muertes. No podíamos saber nada con certeza: no lo teníamos a Lanes. Todos los que sabían manejar los cañones antiaéreos habían sido movilizados. 

Poco después de la rendición me dieron la baja, igual que a casi todos los soldados del país. Volví a la vida civil, dejé de afeitarme y de cortarme el pelo. Ya había empezado la primavera cuando me encontré en la calle con Aguirre. Antes de que tuviera tiempo de preguntar, me dio la mala noticia:

Lanes había muerto durante uno de los últimos ataques ingleses, en las afueras de Puerto Argentino.

-Fue poco antes de la rendición, en medio de una retirada. Habían estado tirándoles a los aviones ingleses. Cuando los proyectiles daban en el blanco, no estallaban. Toda la munición estaba arruinada. Lanes y un soldado clase 62 quedaron en la retaguardia. Estaban terminando de levantar los equipos cuando una bomba los alcanzó. 

Yo tenía diecinueve años: no pensé en padres o hermanos, no pensé en la red que une a cada uno con los demás, en el daño de una muerte en otras vidas, ni siquiera pensé en otro caído, el soldado clase 62. Pensé en la muerte de Lanes como un hecho aislado, como si hubiera ocurrido en el interior de un laboratorio o en la superficie de un planeta distante. 

Con Lanes la frase del peluquero Luigi no se cumplía. Él sí había conocido el hambre, el frío y la guerra.

-Le dije que no se ofreciera de voluntario- Dijo de pronto Aguirre-. Que nunca confiara en ellos.

Él, que sabía todo, ¿cómo no sabía eso? ¿por qué aceptó?

La pregunta no era para mí. No era para nadie. Igual respondí:     

-Quería conocer el mar."

PABLO DE SANTIS